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Mi valiente camarada

Yo también soy escritora

Lo confieso: soy una escritora sin obra. Mis libros imaginarios ocupan largos y polvorientos estantes que huelen a moho sabio. He gastado con rumbo el tiempo en darles vida: que lo diga mi cuerpo, que refleja como un espejo las huellas de sus gestaciones. También confieso que soy vaga, y me ponen nerviosa las ristras de palabras esperando chillonas mi mano que las ordene. No las aguanto. Sólo en sueños, porque sólo ahí las palabras se comportan como ovejillas mansas que me siguen ordenadas y eficaces para crear bajo mi impulso esas fábulas por cuya ausencia tendríais que llorar.

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